Manuel López Azorín reseña ‘Sonetos para el fin del mundo conocido‘ en su longevo blog personal sobre poesía. Se da la bonita circunstancia de que Manuel participó directamente en la primera conversación que Diego Medina Poveda y yo mantuvimos en Facebook y de la cual surgió el primero de los sonetos que dio origen al libro. Así lo atestigua en su acertado análisis de la obra.

Manuel, murciano afincado en Madrid, fundó el Colectivo Helicón de Poesía, dirigió y presentó Tertulias de Autor a través de CNTV, puso en marcha y dirigió el Centro de Estudios de la Poesía (CEP) en la Universidad Popular «José Hierro» de esta localidad, creó la revista «Poesía en la diana», entre otras muchas actividades relacionadas con la lírica. Es, además, autor de una decena de poemarios, muchos de los cuales han sido galardonados con diversos premios de prestigio.

 

«La historia, la génesis de este libro surge un buen día en el que Diego Medina Poveda, escribió uno o dos cuartetos, no recuerdo ahora bien, y Javier Gilabert le tiró el guante para así escribirlos al alimón.

Soneto: estrofa que, a Diego, y supongo que a Javier tampoco, dado el resultado final, no les resulta ni extraña ni difícil.

Diego lleva mucho tiempo conociendo las formas métricas, la gran poesía de aquellos que nos han precedido, esa que, en mi opinión, debemos de beber todos los que nos dediquemos a escribirla porque es la fuente donde saciar nuestra sed de poesía y aprender a manejar su ritmo, su canto melódico, su susurro de agua sosegado, serena o brava y furiosa.
La historia nos demuestra que esta estrofa permanece viva, aunque se la denoste en muchas ocasiones, desde Garcilaso, pasando por Cervantes, Lope, Quevedo, sin olvidar a poetas como Darío, Manuel Machado, Lorca, como muy bien cita en el estupendo y clarificador prólogo Remedios Sánchez que nos dice: “sirvan de bálsamo, de paz, de concordia y de reflexión; que sean una mano tendida con una rosa blanca purísima a un porvenir que no sabemos adónde nos va a llevar, pero que necesitamos imperiosamente que nos devuelva la esperanza en la bondad del ser humano y esa fe perdida en nosotros mismos.”

Y tampoco hay que olvidar a Gerardo Diego, Miguel Hernandez ( con un soneto en su homenaje que si mal no recuerdo lo encabezaban así: “ soneto homenaje a uno de los grandes sonetistas del siglo XX con un tema que cobra fuerza en estos días.” (Continúa leyendo).