El poeta Carlos Alcorta reseña ‘Para decir amor, sencillamente’ en el Diario Montañés, en papel, y en su blog personal:

«HOMENAJE A RAFAEL GUILLÉN. PARA DECIR AMOR SENCILLAMENTE. PUBLICACIONES DE LA DIPUTACIÓN DE GRANADA

La poesía, ha escrito Rafael Guillén, es «un modo de respirar», y este libro que homenajea al poeta es una bocanada de aire puro que libera la esencia de la mejor poesía y rinde homenaje a uno de los grandes poetas de nuestro país, cuando está muy próximo su nonagésimo cumpleaños. Rafael Guillén nació en Granada en 1933 y pertenece, por edad, a la generación del 50, sin embargo, las antologías al uso no siempre incluyeron su nombre entre los poetas agrupados bajo ese epígrafe, acaso porque su poesía no se adscribía por completo a lo que dictaba el canon generacional (el propio poeta ha comentado en una entrevista que «A mi modo de ver, no era un grupo monolítico. Hay en él poetas adscritos a diversas tendencias: la riqueza expresiva, el intimismo, también el carácter social, la independencia del dictado de la política dominante (época de la dictadura), etc. Sin perder de vista, claro, que se trata de los niños de la guerra»). Resulta fácil de comprobar que tal exclusión es injusta desde todo punto de vista y el paso del tiempo se ha ocupado de demostrarlo. No vamos ahora a entrar en las razones de ese olvido. Afortunadamente, tal injusticia se ha subsanado en gran medida en los últimos años. Recordemos que en 2014 le fue concedido el Premio de Poesía Federico García Lorca y que durante su trayectoria no ha cesado de conseguir otros importantes galardones, como el Premio Leopoldo Panero en 1966, el Premio Boscán en 1968, el Premio Nacional en 1994 y el Premio de la Crítica Andaluza en 2003, entre otros. Su obra es copiosa. Desde su primer libro, Antes de la esperanza, publicado en 1956, hasta el último, Últimos poemas. Lo que nunca sabré decirte (2019) se ha sucedido importantes títulos como Pronuncio amor (1960), Hombres en paz (1966), Tercer gesto (1967), Los vientos (1969), Los estados transparentes (1993), Las edades del frío (2002) o Los dominios del cóndor (2007). Además, ha visto seleccionada su obra en diferentes ocasiones, la última bajo el título de Los remeros del tiempo, de la mano de Francisco Acuyo, en 2016.»

La reseña completa, en este enlace.