28.01.21.- Cerramos el mes de enero en nuestra prensa con Rubén Martín y su ‘Nihiloma’ (2020), editado por Ediciones Liliputienses, un libro único y original, en el que la Red 4.0, los virus, el contagio, la música o el manga conforman un todo que no nos dejará indiferentes.
«RUBÉN MARTÍN: «SI INVESTIGO Y ESCRIBO SOBRE UN DETERMINADO TEMA ES PORQUE ME AFECTA, FÍSICA Y EXISTENCIALMENTE»
Casualmente entre nuestras “olivas” andaba ‘Nihiloma’, el último libro de Rubén Martín. Casualmente, en la entrega anterior de esta sección, Raúl Quinto lo mencionaba entre sus sugerencias. Sea o no casualidad, lo cierto es que tenemos el placer de contar con nosotros hoy con la poesía y la brillante inteligencia de Rubén. Disfrútenlo.
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Rubén Martín: El porqué de un libro es siempre algo complicado de rastrear a posteriori para mí. Cuando empecé a imaginar Nihiloma contaba solo con el título –por primera vez, no lo dejé para el final– y con una intuición musical: un único poema fragmentario que tuviera el ritmo entrecortado del drum and bass (aunque no soy un gran aficionado al género, algo así sonaba en mi imaginación) y que se enfrentara a una nube de ruido, un ruido creciente e invasivo. Traté de visualizar mentalmente el texto desplegándose con variaciones rítmicas, como si apareciera en la pantalla de un ordenador. Además de ese punto de partida, tenía una serie de notas de investigación y fragmentos de poemas fallidos con varios temas en común: la Red 4.0, la mente colmena, los virus (biológicos o informáticos), el contagio. Esta última temática por desgracia lo conecta a nuestra actualidad, aunque juro que no era mi intención. La palabra “virus” no volverá a significar lo mismo para nosotros, y esa mutación del significado repercute en el texto –el borrador principal fue anterior a 2020– de un modo que obviamente no podía haber imaginado. La pandemia ha añadido capas de sentido inesperadas a esta obra. Pero esa posibilidad de una lectura aberrante es muy coherente con la estética de Nihiloma. Este es su momento; no es un libro que aspire a una ilusión de eternidad, de trascendencia atemporal, sino a mantener un pulso con el presente. Es violentamente efímero, pertenece a un ahora escurridizo y trata de asumir el riesgo de dialogar con él.» (Continúa leyendo)