ISABEL BONO: «CUANDO ESTOY FELIZ NO ESCRIBO, ESTOY ENTRETENIDA SIENDO FELIZ»
Isabel Bono (Málaga, 1964). Con siete años escribe su primer cuento. Con nueve comienza un diario de sueños que, a día de hoy, continúa en su blog ‘La espuma de las noches’. Con diecinueve escribe sus primeros poemas. En 2002, su libro ‘Los días felices’ gana el premio de poesía León Felipe. A pesar de sentirse cómoda en la poesía no se olvida de la prosa y, para su sorpresa, en 2016 su primera novela, ‘Una casa en Bleturge’, gana el Premio Café Gijón.
Es autora de una veintena de libros de poemas, entre los que cabría destacar: ‘Señales de vida’ (El Gato Gris, 1999), ‘Los días felices’ (Celya, 2003), ‘Pan comido’ (Bartleby, 2011), ‘De otra vida’ (Luces de Gálibo, 2017) junto al dibujante Federico del Barrio, ‘La canción de Mercurio’ (Baile del Sol, 2017), ‘Lo seco’ (Bartleby, 2017) y ‘Me muero’ (Bartleby, 2021). También ha publicado un libro de sueños, ‘La espuma de las noches (sueños 2005-2015)’ (Col. Puerta del Mar, 2006) y, como narradora, las novelas ‘Una casa en Bleturge’ (Siruela, 2017) y ‘Diario del asco’ (Tusquets, 2020). Muy pronto aparecerá una tercera entrega de ‘Hojas secas mojadas’, que se titulará ‘Caballos que cantan’ (Isla de Siltolá, 2021).
No quiere oír hablar de WhatsApp ni de redes sociales porque, afirma, perjudican seriamente la salud. Su blog personal es isabelbono.blogspot.com.
«Javier Gilabert: «No comprendo que no escriba todo el mundo, de verdad. No creo que haya nada mejor», afirmas en una entrevista anterior. Pero, ¿qué te aporta a ti en concreto?
Isabel Bono: ¡Vida extra! A mí es que una sola vida me parece una miseria. Para todo lo que quiero ver/hacer/escribir me harían falta doscientas vidas. Por una parte, para mí escribir es estar en otro lugar. Mi vida de diario mola, pero inventar historias es vivir otras vidas, ser Micaela y ser Mateo a la vez, ver la vida con sus ojos. Cada personaje que invento es una vida extra que vivo. Por otra parte, escribir es pensar dos veces, como cuando pensamos en alto y encontramos la solución a algún problema: al pararnos, y oírnos, ¡zas! Con la escritura pasa eso. Algo que te ocupa y te entorpece el pensamiento, lo ves «fuera», escrito, y te da la perspectiva justa para arreglarlo.
Eso también pasa cuando leemos, estamos en otro lugar, vivimos a través de unos personajes, de una historia que en nada se parece a nuestra vida. De verdad que no comprendo que no escriba todo el mundo, pero no comprendo ab-so-lu-ta-men-te-na-da a quien no lee.» […]
La entre2vista completa, en este enlace.