Juan de Beatriz (Lorca, Murcia, 1994) es graduado en Filología Hispánica (UMU) con Máster en Estudios Literarios y Teatrales (UGR). Primer premio del XLIV Certamen literario María Agustina (2018), I Premio Internacional de Investigación literaria revista Crátera (2019) y Premio Internacional de poesía Emilio Prados (2020). En el ámbito académico, ha participado en congresos de literatura y filosofía, publicando diversos artículos científicos. Este año disfruta de una beca artística en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores, donde desarrolla un proyecto de ‘tecnopoesía’. Su primer libro, Cantar qué, será publicado en 2021 por la editorial Pre-Textos.

«Fernando Jaén.: Pasas este curso 2020-2021 como residente en la Fundación Antonio Gala para jóvenes creadores donde desarrollas tu proyecto de tecnopoesía. ¿Cómo se entiende la poesía en esta era tecnológica? ¿En qué consiste este proyecto?

Juan de Beatriz: Un dato: Quienes saben del tema aseguran que la pandemia está siendo un acelerador que nos lanzará directos a una suerte de «cuarta revolución industrial», la cual traerá el 5G, el internet de las cosas, la realidad virtual y la inteligencia artificial. Probablemente, esto último favorezca que estemos hablando aquí y ahora de tecnopoesía.

Permítase, entonces, un decálogo para mayor transparencia:

  1. La tecnopoesía es mera información expresada como rítmica interfaz de lenguaje.
  2. La tecnopoesía es una enunciación lírica de lo poético que contempla la posmodernidad como prehistoria teórica.
  3. La tecnopoesía es un discurso posMcLuhan, esto es, postelevisivo y supercibernético.
  4. La tecnopoesía es un seísmo temático, que gira el signo poético desde el infinito divino, hacia el infinito virtual. Desde el misterio teológico, al misterio en código binario.
  5. La tecnopoesía es una reformulación de los viejos tópicos con arreglo al signo de los tiempos. Mientras que Juan de la Cruz cantó la «llama de amor viva», el sujeto tardocapitalista habrá de cantar el misterio de la pantalla encendida.
  6. La tecnopoesía es líquida, cuando no vaporosa, estetizada y rizomática. Es decir, está más cerca de Lipovetsky, Fisher, Sontag y Deleuze que de Bauman, Habermas o la filosofía de la sospecha.
  7. La tecnopoesía es un regreso a la morada de dios, un laico ejercicio de fe. Se trata de una poesía gozosamente nihilista: Google es su capilla y el shitposting su pater noster.
  8. La tecnopoesía es una exploración omnívora, mundialista y pangeica del cibernético desierto de lo real.
  9. La tecnopoesía es un reflejo crítico de la tecnotristeza, la tecnoutopía y la tecnocracia.
  10. La tecnopoesía, en suma, es la inmensa culpa universal que deberíamos sentir al añadir un solo fonema más a un mundo lleno de ruido.» (Continúa leyendo)