La segunda entre2vista del 2021 ha sido una de las más especiales de nuestro periplo en esta sección que el próximo mes de abril cumplirá tres años de existencia. Juan Carlos Friebe, además de grandísimo amigo tanto mío como de Fernando, es, probablemente, la persona más poeta que conozco. Además de escribir como pocas personas, en sus talleres he tenido la suerte de aprender casi todo lo que sé sobre escribir versos; no en vano allí se gestaron poemas como ‘El patio’ o ‘Bonsai’ (En los estantes).

Hemos disfrutado muchísimo preparando las preguntas y leyendo las geniales -como no podía ser de otra manera- respuestas que Friebe ha dejado en una entrevista que, sin duda, siempre estará en lo más alto de las que nunca hagamos.

«Javier Gilabert: La primera vez que cruzamos unas palabras fue en la puerta de un bar —casualidad (muchas risas)— después de escucharte recitar junto a Alejandro Pedregosa en la Librería Praga, en el marco del Día Mundial de la Poesía (concretamente en la edición de 2017, si la memoria no me falla). Ahí aprendí una de las primeras lecciones sobre poesía de tantas como afortunadamente he tenido la suerte de recibir de ti. Al hilo de aquel encuentro se me ocurre preguntarte ¿qué es, en tu opinión, un poeta? O dicho de otro modo, ¿qué no lo es?

Juan Carlos Friebe: Seguro que hay alguien que ya ha imaginado que un ordenador pueda escribir un libro de poemas: los endecasílabos deben llevar acentos obligados aquí y allí, puedes hacer sinalefa, dialefa, aquí sí, aquí no; los grandes temas son la vida, la muerte, el amor…; los símbolos más usuales para eso son estos; pero ninguna computadora podrá escribir un poema. Carece de vida y, por lo tanto, de la experiencia de la vida. Hay diccionarios en Japón para escribir haikus. Pero el ordenador nunca sabrá qué es, o qué significa, la palabra Luna para la poesía. También hay diccionarios de rimas. Y rimará, por supuesto, pero como en una marcha militar. La poesía no es una mecánica, pero el poeta debe conocer, y comprender, el funcionamiento de su mecanismo. Después, que haga lo que le salga del alma.» (Continúa leyendo).