Hace unas semanas me animé a mandar un microrelato (lo primero que he escrito en prosa) al un concurso que la Editorial Círculo Rojo puso en marcha con motivo del segundo centenario de la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley, y mira tú por dónde lo han seleccionado. Saldrá publicado en un libro que la editorial editará ad hoc. Pues muy contento, por qué no. Es mi primera vez y recibieron más de 500 microrrelatos, no solo de España, sino también de países como Chile, Argentina, México, Guinea, Suiza, o Inglaterra, entre otros. Aquí, la noticia.
El libro puede adquirirse aquí.
Y aquí, el microrrelato:
La celada
Estaba buenísima. ¡Y me miraba a mí! Me sonreía mientras sus dientes perfectos se clavaban en mis retinas. Bueno, y sus labios, sus manos, su escotazo…
Nunca me atrajeron las mujeres así, pero había algo diferente en ella, especial. Llevaba algunas copas ya, así que me acerqué, charlamos, reímos y dimos rienda suelta al tequila. De ahí al tonteo, del tonteo a su casa…
Estoy acojonado. Creo que me lo he hecho encima, pues aunque no puedo mover ni un solo músculo, noto calor y humedad ahí abajo. Me han drogado. Apenas logro distinguir nada en la penumbra, salvo una especie de plástico que recubre las paredes. Justo en el instante en el que lo comprendo todo, escucho unos pasos y el sonido de una llave que gira en la cerradura. Quiero gritar, pero mi garganta no emite sonido alguno. Que Dios me ayude.